La crisis del gas desata una fiebre del carbón en Berlín

Hay demoras de dos meses en la entrega de carbón debido a la inédita demanda. Miles acaparan ese combustible, antes en desuso, ante el temor de un corte total del gas y por el aumento de precios

 

 

El temor de que la escasez de gas empeore en otoño desató en Berlín, capital de Alemania, una desesperación colectiva por acaparar carbón, una fuente de energía que el país estaba tratando de dejar atrás.

La temida escasez de gas ruso por la guerra en Ucrania está provocando una demanda inusual de los particulares de esta forma de calefacción, a pesar de su nocividad. “Todo el mundo quiere carbón, nunca habíamos visto algo así”, comenta Frithjof Engelke, proveedor de Berlín de ese combustible.

Engelke, jefe de la centenaria empresa familiar Hans Engelke Energie, contó a la agencia AFP que ya tiene entregas programadas hasta octubre, mientras que comenzaron a embolsar carbón para vender a quienes se acercan directamente a la fábrica.

 

Clientes en masa

En Berlín, entre 5.000 y 6.000 hogares se calientan aún con carbón, una minúscula fracción de los 1,9 millones que componen el parque de vivienda, según el ayuntamiento.

Se trata generalmente de personas mayores, a veces totalmente dependientes de este combustible y que viven en casas antiguas que nunca fueron renovadas. O bien, de amantes del calor intenso que emana de las antiguas estufas.

Pero este año, han llegado “en masa” nuevos clientes, asegura Engelke, cuya pequeña empresa también vende pélets (combustible granulado de madera) o fuel.

Ahora, “los que normalmente usaban gas pero aún tienen una estufa en casa, quieren carbón”, un fenómeno, según él, generalizado en toda Alemania.

Jean Blum, de 55 años, forma parte de ese grupo. Desde que empezó a tener gas en casa, encendía ocasionalmente, y solo con madera, explica.

Pero con la subida del precio del gas, que se agudizará en todo Alemania a partir de octubre cuando los operadores puedan repercutir el alza de los precios de la energía en el consumidor, quiere asegurarse de estar bien pertrechado.

“Incluso si es malo para la salud, siempre es mejor que pasar frío”, considera.

Aunque el precio del carbón también haya escalado un 30% en Alemania, sigue siendo más barato que la madera, cuyos precios se han duplicado.

 

Boom del carbón en Alemania

El gobierno de Olaf Scholz ya ha decidido aumentar el uso de centrales eléctricas a base de carbón y de energía nuclear para responder a las enormes necesidades eléctricas de su industria.

Y ello, pese a que, tal y como declaró recientemente el canciller socialdemócrata, no renuncia a su objetivo de abandonar esa energía contaminante en 2030 y excluye “un resurgimiento de las energías fósiles, en particular, del carbón”.

Pero con la aparición de todos esos nuevos clientes particulares, es difícil responder a la alta demanda y muchos pequeños comerciantes de carbón de Berlín ya no tienen nada que vender.

“Producimos a plena capacidad durante el verano, con tres turnos, siete días a la semana”, dice a la AFP el portavoz de la empresa LEAG, Thoralf Schirmer, ubicado en la cuenca minera de Lusacia (este).

La otra fábrica que abastece al mercado en Alemania, con sede en la cuenca del Rin, dejará de producir a finales de año, reduciendo aún más la oferta en un momento en que Vladímir Putin ya ha cortado parcialmente el grifo del gas a Alemania.

“Temo un poco el invierno”, admite Frithjof Engelke. Actualmente, las personas parecen tranquilas cuando se enteran de que tendrán que esperar al menos dos meses antes de recibir su pedido, dice. “Las cosas serán diferentes cuando empiece a hacer frío afuera”.

Related posts